Nuevamente esquiando en Formigal, y de nuevo alojándonos en Biescas, aunque esta temporada no parece ser la nuestra.
Las claves del porqué repetimos una y otra vez con Formigal y Biescas creo que son dos; por un lado a los mayores nos gusta Biescas, pasear por sus calles, cruzar el Río Gállego o tomarnos un vino y una barrita energética (torrezno); por otro lado los niños se encuentran seguros entre las pistas de Formigal, boardercross, funny track, sus paradas en el iglú o tipi, aunque lo cierto es que esta escapada ha sido algo atípica, olvidándonos incluso de hacer el kids challenge.
Las claves del porqué repetimos una y otra vez con Formigal y Biescas creo que son dos; por un lado a los mayores nos gusta Biescas, pasear por sus calles, cruzar el Río Gállego o tomarnos un vino y una barrita energética (torrezno); por otro lado los niños se encuentran seguros entre las pistas de Formigal, boardercross, funny track, sus paradas en el iglú o tipi, aunque lo cierto es que esta escapada ha sido algo atípica, olvidándonos incluso de hacer el kids challenge.
Subimos dos familias, arrancábamos con una lesionada, una niña cojita y con muletas, y hemos bajado con uno más, con esguince de tobillo, el nuestro, que por cierto ya se hizo un esguince de rodilla en Navidad, por lo que el resultado no es para celebrarlo.
Por lo que respecta a Casa Matxete, tampoco ha sido nuestra mejor elección, casa antigua en el casco viejo de Biescas, de cuatro dormitorios y tres baños, distribuidos en cuatro alturas. Entre sus virtudes, su recibidor y su calefacción, entre sus defectos, no disponer de termostato para regular la calefacción, cuatro alturas, escaleras estrechas, salón pequeño, un baño minúsculo, una habitación de paso y otra abuhardillada donde tan solo se puede estar en pie en una pequeña zona. En definitiva, una valoración de cinco sobre diez para la casa, porque para el fotógrafo es un diez.
En cuanto a Biescas, ya nos encontramos como en nuestro pueblo, cena en la pizzeria La Tea, vinos en la taberna holandesa Gouda, o copas en el pub Saint Patricius, todos entre nuestros habituales.
Un placer como siempre esquiar y disfrutar de Huesca, un gusto hacerlo acompañado de amigos. Como no, repetiremos.
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