Ruta del Chorro, Los Navalucillos, Toledo.

   Cuarenta años disfrutando de Los Navalucillos y desde que tenemos uso de razón oyendo que El Chorro era una vista preciosa.

   Amigos y conocidos nos habían recomendado en multitud de ocasiones que realizásemos esta ruta. Por una u otra razón había entrado en la lista de pendiente y no éramos capaces de arrancar nunca. Viendo a los niños, con 7 y 6 años, capaces de realizarla, había llegado el momento.

   A 9 kilómetros de Los Navalucillos (localidad ya comentada en este blog cuando te recomendamos los restaurantes La Posada y Valdolázaro), en la provincia de Toledo, circulando por la CM-4155 dirección Robledo del Buey, encontrarás una desviación a mano izquierda con tres indicaciones distintas, "Cabañeros, Bienvenidos al Parque Nacional", "Ruta del Chorro Rocigalgo" y " Coto de pesca intensiva Las Becerras". Este camino te conducirá durante cuatro kilómetros hasta el área recreativa Las Becerras (lugar que ya te recomendamos para comer en nuestro post más visitado Kiosco Las Becerras).

   En este punto, tras cruzar el río, la indicación que te guiará al origen de tu senda, "Ruta del Chorro". A cinco minutos de aquí, 1 kilómetro de recorrido, encontrarás la caseta de información donde aparcar e iniciar tu marcha.

   Cuatro kilómetros de distancia hasta la primera, o Chorrera Chica, algo más de hora y media, y un desnivel de 150 metros, y otro tanto de regreso.

   La ruta se inicia por una pista forestal fácilmente transitable, una hora aproximada entre monte bajo, jara, brezo y encinas en su primera parte, tejos, acebos y abedules en su segunda mitad. Realizado este primer tramo, encontrarás una clara señalización junto a una caseta de toma de agua que te desviará por una pendiente escalonada hasta la estrecha senda bajo un pequeño bosque de encinas, llevándote durante media hora hasta tu destino.

   Al final el premio, 4 kilómetros, hora y media de camino, y la imagen de la Chorrera Chicha, 18 metros de caída.

   Nuestro reconocimiento a la pequeña Alba, que con tan solo cuatro años acabó la ruta más entera que su padre.