La localidad granadina de Salobreña se encuentra a casi 500 kilómetros de Madrid, pero con los nuevos cambios sufridos en las infraestructuras de Despeñaperros y de Granda a Motril, lograrás alcanzarla en algunos minutos por encima de las cuatro horas.
Salobreña se diferencia perfectamente en dos áreas, playa y pueblo. La primera se caracteriza por su playa de kilómetro y medio de longitud, en piedra pequeña, no arena, sin tener en cuenta la pedanía de Caleta-La Guardia, separadas ambas tan solo por un pequeño peñón.
Cabe destacar que en cualquiera de los chiringuitos a lo largo del paseo podrás comer un menú diariamente por unos 10 euros, disfrutando de sus platos típicos, salmorejo, migas, fritura de pescado, zarzuela de marisco o de pescado y un largo etcétera. Si prefieres un local más cuidado y comer o cenar a la carta, El Peñón, Los Azules, la Marisquería Chanquete y la Vinacoteta Aquavino.
Lo que hace diferente a Salobreña del resto de localidades costera es la zona del pueblo, ubicado en una loma y caracterizado por el encalado de sus casas y lo escarpado de sus calles, se encuentra coronado por un excelentemente conservado castillo árabe.
Monumental y cultural, en la zona del pueblo deberás visitar el castillo, los miradores del Paseo de la Flores y de Hoyo de la Frascunda y pasear por los barrios de la Loma y La Bóveda. En la Casa Roja y en el propio castillo disfrutarás de una buena oferta de ocio, liderada por teatro y música.
De entre los locales de esa zona, el Bar la Peseta, para racionear, y el Restaurante La Traviesa, para carta. Para tomarte una copa la Taberna Alhaja.
Si te decides por la Costa Tropical, Salobreña no te dejará indiferente.
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